Durante el proceso, se potencia la creatividad, el pensamiento crítico y la resolución de problemas, trabajando de forma colaborativa para encontrar soluciones y mejorar sus proyectos. Además, las habilidades que adquieren se conectan con otras áreas tecnológicas como programación de aplicaciones, diseño digital, ingeniería básica y sistemas.
El objetivo no es jugar videojuegos, sino aprender cómo se hacen y desarrollar las capacidades necesarias para convertirse en creadores, innovadores y protagonistas del mundo digital.